Que mi padre se convirtiese en el primer presidente de la Hermandad de la Virgen del Prado fue la culminación del amor mariano que siempre ha llevado a orgullo. De la fe cristiana que nos ha inculcado a sus hijos.
Que nos pida consejo, que acuda a la oración callada y los sacramentos de la Iglesia, que mantenga una unión constante con las gentes de esta ciudad desmemoriada y dejada, que asuma las críticas como punto para mejorar y que siempre mire hacia adelante en constante combate. Son todas facetas de su personalidad y constante en su vida diaria.
Que los amigos reconozcan sus gestos, sus desvelos, su voluntad, su dedicación y su fijeza en el mensaje de salvación y amor del Señor, ese es el mayor de los premios.
A todos vosotros. Gracias.
Hermosas palabras de un hijo a un padre!!
ResponderEliminar