sábado, 11 de septiembre de 2010

A día de hoy

Te dejo el grandísimo poder de elegir el destino, el futuro, la veleidad de besarnos en extraños lugares.
Te dejo mis tiempos perdidos, mis miedos, mis obsesiones y mis verdades.
Te dejo todo esto que es poco al poseerlo.
Te lo dejo solo para ti. Ok?

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Me duele...

MI PAÍS ME DUELE

Mi país me ha dolido por sus carreteras demasiado llenas,

por sus hijos echados bajo las águilas de sangre,

por sus soldados disparando en las derrotas vanas,

y por el cielo de junio bajo el sol que quema.

Mi país me ha dolido en los años sombríos,

por los juramentos que no se cumplían,

por su desconsuelo y por su destino,

y por los pesados fardos que pesaban sobre sus pasos.

Mi país me ha dolido por todos sus dobles juegos,

por el océano abierto a los negros barcos cargados,

por sus marinos muertos para apaciguar a los dioses,

por sus nudos cortados con tijeras demasiado ligeras.

Mi país me ha dolido por todos sus exilados,

por sus calabozos demasiado llenos, por sus hijos perdidos.

sus prisioneros hacinados entre las alambradas,

y todos los que están lejos y no conocemos.

Mi país me ha dolido por sus pueblos en llamas,

me ha dolido bajo sus enemigos y me ha dolido bajo sus aliados,

mi país me ha dolido en su cuerpo y en su alma,

bajo los corsés de fuego que le atenazaban.

Mi país me ha dolido por toda su juventud,

bajo trapos extranjeros arrojada a los cuatro vientos,

perdiendo su sangre joven para mantener las promesas,

que dejaban impertérritos a los que las hacían.

Mi país me ha dolido por las tumbas abiertas,

Por sus fusiles apuntando a las espaldas de los hermanos,

y por los que contaban en sus manos despreciadas,

los precios de las traiciones al mejor postor.

Mi país me ha dolido por sus fábulas de esclavo,

por sus verdugos de ayer y por los de hoy,

mi país me ha dolido por la sangre que lo lava,

mi país me duele. ¿Cuándo se curará?


Robert Brasillach

sábado, 28 de agosto de 2010

Cuando no te escucho...

Todo se me hace más pequeño si te quedas dormida a lo lejos. Poco me importa el mundo si no puedo soñarte.
Y las noches de calor se me hacen eternas y la ilusión se queda huérfana.
Y los niños parecen más tristes cuando juegan en la plaza y todas las palabras se quedan sin sonido.
Y las calles suenan huecas y desiertas.
Y no quieres escucharme ni perdonarme.
Y los grillos no cantan.
Y no hace tic tac el corazón.
Y la cena sabe amarga.
Y dormir es un pasatiempo.
Y mañana me dolerá aún más.
No dejes que pase.

domingo, 22 de agosto de 2010

Irlanda I





Entre cajas apiladas

Definitivamente odio ser un apátrida. Detesto abandonar y encajonar mi vida y mis recuerdos, y moverme otra vez lejos. No saber si volver, no saber si tu estarás esperándome. Odio esta zumbante sensación de provisionalidad.
Me ahogan todos los recuerdos de este segundo fin de año. Me invade la oprobiosa ansia de huir.
Y al final toca decir adiós, porque es adiós. Y prefiero huir tan lejos como pueda.
Preferiría cerrar los ojos y quedarme con tus recuerdos, con los vuestros... Con ser como sois que será como seréis.
Y otra vez con la casa a cuestas. Con el agua que llena mis ojos de amor. Y tantas palabras por decir, tantas noches de luna por vivir, tantas maravillas en tus manos, tus susurros, tus incendios de primavera...
Ya no nos queda tiempo.
¡Nunca nos queda!
Todos esos libros que me regalasteis, que se han llenado de polvo y de las miradas cansadas de mis ojos tristes.
Todo se va a quedar dormido y todo lo habéis arrancado de mis entrañas. Y me duele.
Tu voz es lo único que me queda y la amo con todas mis fuerzas.
El dormitorio no para de llorar, el sol agoniza tras la ventana.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Un día cualquiera de süave verano

Desearte, tenerte, sonreirte, anudarte a mi cuello.
Observarte, acariciarte furtivamente, enredarte.
Soñarte despierto, dibujarte con mis lapiceros.
Atraparte por un instante demasiado pequeño.
Perderte, como siempre, a lo lejos.

miércoles, 28 de julio de 2010

Dicen toros, pero es España

El Parlamento catalán puede hoy certificar la defunción de la fiesta de los toros en Cataluña si finalmente aprueba, como es lo previsto, la iniciativa legislativa popular que aboga por su prohibición. Para que este objetivo prohibicionista salga adelante bastará con que se repita la mayoría que el pasado año admitió a trámite el procedimiento parlamentario instado por la denominada «Plataforma Prou». La libertad de voto que ha concedido el Grupo Socialista a sus diputados ha aumentado las posibilidades de los prohibicionistas y ha decepcionado a quienes, sean o no protaurinos, confiaban en que los socialistas actuaran como dique de una estrategia que de forma interesada y sin pudor mezcla ecologismo y nacionalismo.
Los sentimientos que generan las corridas de toros son muy diversos, todos ellos legítimos y causa de polémica no solo en Cataluña. Sin embargo, en esta comunidad autónoma se han conjugado unos movimientos ecologistas muy activos con el oportunismo nacionalista de unos grupos políticos que no pierden ocasión para acosar en Cataluña las manifestaciones culturales comunes con el resto de España. Es cierto que hay parlamentarios nacionalistas que votarán contra la prohibición y algunos socialistas que lo harán a favor, pero, excepciones al margen, la tendencia social y política de esta prohibición es evidente.
Lo más grave de esta obsesión prohibicionista es que revela un intervencionismo ético en los valores sociales incompatible con el respeto a la libertad individual y a la tradición cultural. Las justificaciones pretendidamente morales de la prohibición de los toros —crueldad, maltrato— ignoran a conciencia aspectos esenciales de la Fiesta que van desde la naturaleza misma del toro bravo, destinatario de unos cuidados que ningún otro animal recibe, hasta el sentido ritual de la lucha con el torero. La ausencia de estos contenidos en los discursos antitaurinos más radicales —que son, por otro lado, los más exitosos— es consecuencia más de la ignorancia intencionada que de la reflexión crítica. La principal motivación de estos movimientos prohibicionistas y de sus aliados políticos es el activismo intervencionista, por el que consideran legítimo uniformar a la sociedad con un ideario sedicentemente progresista, basado en criterios arbitrarios sobre lo bueno y lo malo. La cuestión no es, por tanto, discutir si el Parlamento catalán puede o no —que sí puede— legislar sobre la fiesta de los toros, o si son más o menos los ciudadanos catalanes a los que les gusta esta fiesta. No se trata de estadísticas de público, de número de corridas o, siquiera, del coste económico que conllevaría la prohibición. Es un problema fundamentalmente de respeto a la libertad y a la tradición, no de protección a los toros, utilizados como coartada para otros objetivos, y también víctimas de una evidente doble moral, que condena las corridas, pero salva los «correbous». El estruendoso silencio de la sociedad catalana ante esta agresión a las libertades —aceptado con la misma pasividad, ya reactiva, con que asiste a los recurrentes debates identitarios que marginan de la agenda regional sus verdaderos problemas— solo es comparable con el que el socialismo y el Gobierno central han manifestado durante los últimos meses para evitar el desgaste generado por un nuevo roce con el PSC.
Resulta imposible eludir el carácter político de esta iniciativa, ligada al rumbo adoptado por una clase política catalana que, empezando por los socialistas, rivaliza internamente por abanderar el soberanismo y la desafección hacia España. No son los defensores de la Fiesta, sino el segmento político de sus detractores, los que han impregnado de ideología la iniciativa prohibicionista que hoy vota el Parlamento catalán. Asociar la fiesta de los toros a la cultura y la historia de España no es hacer «españolismo», sino constatar una evidencia. Pero pretender alimentar la prohibición antitaurina con sentimientos nacionalistas es una forma de «limpieza cultural» de Cataluña, instrumental de una estrategia mucho más amplia que busca convertir en cuerpo extraño a la identidad catalana cualquier vínculo con lo español. No todos los que hoy voten a favor de la prohibición estarán animados por esta aldeanismo pseudoecologista, pero si el resultado final aprueba la prohibición esta será considerada por los nacionalistas y sus publicistas como una nueva expresión diferencial entre Cataluña y el resto de España, como otro síntoma de que la avanzada sociedad catalana quiere cortar amarras con el arcaísmo castellano que predomina en España. No hay que engañarse. Este lenguaje frentista y contendiente es el que impulsa las dinámicas centrífugas en Cataluña y el que explica la tensión con que el Parlamento de una comunidad autónoma aquejada de graves, muy graves problemas políticos e institucionales, puede cerrar su legislatura con un gesto de desplante, nada taurino y sí muy cobarde, por oportunista, a una parte de su historia común con España.

lunes, 12 de julio de 2010

Campeones y sensaciones

Ese sueño llamado España y esa dicha de poder vivirlo...

Eso que lo hace irrepetible y esa pasión de todos los españoles unidos e ilusionados...

Sin distinción de ideologías ni regiones. Como en la historia haciéndonos grandes a la sombra rojigualda...

Y en que para que la dicha sea completa solo me has faltado tu...

Nos mudamos

 Nos mudamos a: https://espadascomolabio.wordpress.com/