martes, 1 de diciembre de 2009

Madrugadas

Madrugadas que se llenas de sonidos y de silencios. Recuerdo lo dulce de tu sabor y se me pega al paladar.
Madrugadas llenas de portales oscuros, madrugadas frías y esta horrible calidez de besos robados.
Contar hasta diez, correr de todos, fugarnos, tocar fondo juntos: última puerta del sombrío pasillo.

Dejadme solo en esta calle, dejad que vea las luces anaranjadas y a los borrachos que se tambalean. Dejad que llegue solo a la orilla y que me sumerja en sueños extraños.

Amarillo es el color de la piel y la conciencia que me ha tocado amar. Y a cada paso que doy te alejas más pero quiero sentirte el aroma tibio de tu piel y la belleza de tu sonrisa, quiero conectar contigo sin saber, sin tener consciencia.

Oscuras madrugadas como los graciosos lunares que flanquean tus labios como dos luceros negros, como dos rosas marchitas. Son mis dos estrellas favoritas y no sabes nada de mi adoración perpetua.

Se caen las hojas con la elegancia de la caida de tus párpados leves.

Oscuro se queda el tiempo sin ti.

Oscura la atmósfera.

Se cierra la puerta.

Te vas.

3 comentarios:

  1. A quién buscas?
    A quién esperas?
    Realmente... hay algo de realidad.
    Vivida, sufrida, disfrutada.

    Somos nómadas y náufragos.
    Navegamos noches y noches
    nivelando las nubes, sin noticias.
    Pensando en la nostalgia que nos nombra.
    Sin noticias.
    Sin noticias.

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  2. Preciosa, niño, y que largas algunas madrugadas. Un abrazo

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  3. Pelón!!!

    Ya estoy en casa!!! El viaje genial, ya te contaré, si puede ser en persona, porque vaya tela, entre unos y otros y la casa sin barrer!!! jajajajaaja!!!

    Por cierto, lo q has escrito es precioso

    Besos

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