Ya habíamos visto en las protestas de la Plaza Sintagma de Atenas como tremolaban los colores de la bandera nacional española. Y no por casualidad se utilizan banderas nacionales sin escudo. En las protestas de funcionarios españoles también se está utilizando la bandera nacional rojigualda. Es algo más que sintomático. Frente a la izquierda radicalizada que utiliza la bandera de la Segunda República Española o las de los nacionalismos feudales disgregadores, el pueblo español de forma mayoritaria se identifica con los colores tradicionales de la nación. Una bandera que llama a la unidad de todos, que representa a la colectividad y a la ciudadanía. Una bandera sin escudo que pretende los valores y la inalterable igualdad de los españoles frente a privilegios personales y dinásticos.
En definitiva, el uso de una bandera que simboliza la horfandad de la gran mayoría del pueblo español frente a una partitocracia estéril representada por el PP/PSOE. Y el radicalismo contrario a la libertad e igualdad de la izquierda radicalizada y los nacionalismos empeñados en destruir la igualdad y libertad de los ciudadanos españoles.