jueves, 17 de noviembre de 2011

Mis dudas ante las elecciones

A cuatro días de las elecciones quiero hacer esta reflexión en voz alta. Y desde aquí vaya mi desprecio a ese axioma de lo políticamente correcto que es el VOTO SECRETO.
La inmensa mayoría de los españoles saben qué harán este domingo. Saben si irán a votar o no, si votarán nulo o si se pasarán el senado por el arco del triunfo. Yo también. O eso creo. Pero me ha costado una reflexión bastante dura. No sé si puramente democrática o anteponiendo intereses comunes o responsabilidad ciudadana. Aún no sé si es un elegante suicidio al estilo de los poetas simbolistas franceses pero aquí os expongo mis dudas. Más allá de los mercados, de la farándula mediática electoralista y de la extrema estrechez de miras de la que se suele presumir en nuestra perdida España.

COMPONENTE 1: Ideología.

Es la componente fundamental a la hora de decantarte por unos o por otros. Y, además, la ideología es algo complejo y, si se me apura, personal. Jamás encontraremos un partido o agrupación electoral que se encuentre al 100% de acorde con nuestros deseos, anhelos o planes de futuro.
Partiendo de aquí elimino a una pléyade inmensa de pequeños partidos a los que en alguna ocasión he votado y que, seguramente, volveré a votar. Vaya mi desprecio, nuevamente, a otro axioma que odio profundamente, el del VOTO ÚTIL. Grandiosa mentira para que la casta política de turno se perpetúe en el poder.
Paralelamente elimino a toda la inculta, deleznable, medieval e incoherente galaxia de partidos semidictatoriales que son los partidos nacionalistas. Muchos de ellos con gente con las manos manchadas de sangre en sus listas. LAMENTABLE democracia la nuestra que permite semejante disparate. En Alemania hay partidos ilegalizados por menos.
Y, además, elimino de lleno a toda la izquierda española. Anclada en un modelo trasnochado y oportunista de hacer política (IU) o responsable directa del actual desbarajuste en todos los órdenes y ámbitos (PSOE).

COMPONENTE 2: Resultantes.

Realizada la criba me quedaban dos opciones reales de voto:

El Partido Popular (PP)
Unión, Progreso y Democracia (UpyD)

En el primero de ellos he militado, he colaborado, he votado. Pero desde el año 2008 he sufrido un continuo desengaño personal (especialmente debido a mi más inmediato entorno) y político.
El segundo es un partido nuevo, con una peculiar amalgama ideológica pero con una serie de ideas-fuerza que comparto plenamente (devolución de competencias al estado central, finalizar con los privilegios políticos) y que el PP en numerosas ocasiones ha rechazado (devolución de competencias autonómicas al estado, reforma de la ley electoral, etc).
Pero llegamos al momento actual. Y comienza a presentarse delante de nosotros un panorama político y económico de una enorme gravedad y, a la vez, de una gran responsabilidad. Con un estado que necesita de unas reformas urgentes, con la necesidad de un gobierno fuerte que las lleve a cabo. Y la balanza acaba por equilibrarse.
A grandes rasgos en mi mente se materializa un cuadro con los positivo y lo negativo. Que posteo por si a alguno puede guiarle o guiarme.
Todavía me quedan cuatro días para releerme los programas. Y a estas alturas me pregunto, ¿por qué mi voto informado, consciente, desfanatizado, reflexionado, formado y razonado ha de valer igual que el del Jhonatan de Fuenla? ¿Quizás la democracia, tal y como la entendemos, no sea tan perfecta? jajaja



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